miércoles, 29 de julio de 2020

El Ronja Polaris un buque especializado en el transporte de peces vivos

Foto. El buque Ronja Polaris está especializado en el transporte de peces vivos. Autor. Zamakona Yards.

Construido en sus instalaciones de Bilbao de Zamakona Yards en 2013, el buque de transporte de pescado vivo Ronja Polaris cuenta con la plena satisfacción de sus propietarios y las certificaciones correspondientes de los organismos reguladores de Noruega para el transporte de alimentos. Este barco fue el primero de los dos buques gemelos que se terminaron de construir en el año 2014.

El barco está especializado en el transporte de peces vivos como el salmón, la trucha, y otras especies cultivadas. El diseño del buque fue realizado por Rolls Royce Marine, con la colaboración del armador y Zamakona Yards, e incorpora las últimas tecnologías en el transporte de peces vivos.

Los tanques de carga fueron diseñados en estrecha cooperación con Sølvtrans y MMC para que la circulación de agua esté garantizada en el interior de los mismos. El sistema ha sido validado por rigurosos estudios CFD que acreditan que el agua va a circular de manera adecuada dentro de los pocillos en cualquier condición de navegación. Esto tiene un impacto directo en la reducción de la mortalidad de peces vivos y en la calidad final del producto. El buque cumple con los nuevos requisitos sobre las regulaciones ambientales que entraron en vigor en 2016.

El Ronja Polaris tiene una eslora total de 75,80 metros y una capacidad de carga de 3.200 metros cúbicos en tres pozos. La propulsión es diesel eléctrica con dos motores de 1500 Kw cada uno.

Hace tiempo que la industria naval española construye buques especializados para diversos sectores marítimos, que gozan de gran prestigio, aprovechando así una época de gran demanda internacional que en estos momentos debido a la situación internacional ha entrado en crisis y hace temer por el futuro de la en otros tiempos brillante industria naval española.


miércoles, 22 de julio de 2020

Los secretos del fabuloso megayate a vela Maltese Falcon

Foto. El Maltese Falcon navegando en el puerto de Nueva York. Fuente. Diario de Náutica.

El Maltese Falcon fue construido por Perini Navi en Tuzla, Turquía, es un lujoso yate de vela, encargado y anteriormente propiedad del capitalista y empresario americano Tom Perkins. Es uno de los yates de vela privados más grandes del mundo con sus 88 metros de eslora (289 pies), es similar en eslora al Atenia del astillero Royal Huisman y al Eos del aleman Lürssen. El yate se vendido en 2009 a Elena Ambrosiadou, su actual propietaria, fundadora y presidenta de la empresa IKOS Ltd., una compañía con sede en Chipre que gestiona fondos de inversión mediante un sofisticado y novedoso programa informático que ha generado grandes beneficios. La armadora es británica de origen griego, graduada en Cambridge y con una exitosa trayectoria empresarial a sus espaldas.

El diseño del barco es extremadamente novedoso, fue construido aplicando el conceptoDynaship”, un invento del ingeniero hidráulico alemán Wilhelm Prölss en 1960, que fue diseñado para crear un concepto de velero comercial de carga que funcionara con la menor tripulación posible. El barco cuenta con quince velas cuadradas (cinco por mástil), almacenadas mediante enrolladores en el interior de las vergas, las cuales pueden desplegarse en su totalidad en seis minutos. Los tres mástiles con los que cuenta la nave son de fibra de carbono, van encastrados en una base móvil independiente para cada uno de ellos y capaz de girar, con lo cual es el mástil completo el que gira para tomar la mejor posición que le permita recoger el máximo viento posible. Este sistema se fabricó y montó por una empresa financiada por Perkins, el primer armador del barco, en un astillero de Perini Navi en Estambul denominado "Yildiz Gemi" (literalmente: barco de las estrellas) en Tuzla, a 80 km. al este de Estambul, bajo la supervisión de la compañía inglesa Insensys y la holandesa Gerard Dijkstra & Partners. Los diseños interiores fueron obra de Ken Freivokh Design. El Maltese Falcon fue el tercer barco construido por Perini para Perkins.

El yate se controla fácilmente, es muy maniobrable y marinero a pesar de su enorme tamaño, especialmente en espacios reducidos. El sofisticado equipamiento electrónico con el que está dotado detecta parámetros como la velocidad del viento y muestra automáticamente los datos clave que afectan a la navegación, no obstante siempre es el oficial de guardia el que tiene que activar cualquier control, sin embargo, el concepto permite que una sola persona pilote la embarcación. En una entrevista de radio para el programa Negocios Globales de la BBC en diciembre de 2007, Perkins reconoció que él, personalmente, escribió algunas partes del software de control del barco, que es único en el mundo.

El Maltese Falcon está equipado con dos motores Deutz de 1800 caballos de potencia (1.300 kilovatios) a 1.800 rpm lo que le permite desarrollar una velocidad máxima de 20 nudos, sin provocar olas en su estela y prácticamente sin vibraciones ni ruidos.

El barco tiene una tripulación permanente de 18 personas para gestionar los departamentos de cubierta y máquinas y el de habilitación, que gestiona habitabilidad de un barco con capacidad para doce personas, además de cuatro miembros del personal de los pasajeros. El barco también incluye un chef, sobrecargo, mayordomo, camareros y azafatas.

El Maltese Falcon se registró en Valletta, Malta en 2006. Completó sus pruebas de mar en el Mar de Mármara atravesando el estrecho del Bósforo, el 12 de junio de 2006, e hizo su viaje inaugural desde Turquía a Italia con escala en Malta en julio de 2006. Actualmente, el Maltese Falcon se puede chartear con un coste que oscila entre 400.000 y 420.000 euros por semana, más gastos extra.


miércoles, 15 de julio de 2020

El mar es el gran olvidado en la educación

Foto. El mar, lo marítimo y su conocimiento, en cualquiera de sus vertientes, debería ser una cuestión de capital importancia en un territorio insular como el nuestro.

En los próximos meses muchos esperan con ansiedad volver a la rutina, a la normalidad, que los escolares y sus padres puedan volver a reemprender, unos las tareas de aprendizaje y formación y los otros sus quehaceres normales olvidándose de la interrupción que todo lo vivido ha supuesto para la dinámica de la vida ordinaria.

Con esta vuelta es quizás un buen momento para plantearse la idea de que presencia tiene el mar y la educación marítima en la vida de nuestros niños, que no lo olvidemos son los adultos del mañana. Esa cuestión, por desgracia, tiene una respuesta clara: ninguna.

En todos los colegios, tanto públicos como privados, existe todo un abanico de asignaturas, que difieren bastante de un colegio, escuela o instituto a otro, son las llamadas asignaturas optativas. En unas islas como las nuestras, en las que se vive rodeados del mar por todas partes, no resulta un absurdo preguntarse cuantos colegios dedican una asignatura de estas llamadas optativas a familiarizar a los niños con el mar. Pues bien el resultado vuelve a ser ninguno. Parece ser que existe un caso de un colegio privado que ofrece la posibilidad de realizar una actividad extraescolar de aprendizaje de la vela, pero eso es todo.

El mar, lo marítimo y su conocimiento, en cualquiera de sus vertientes, debería ser una cuestión de capital importancia en un territorio insular como el nuestro, y como tal, por lógica, debería ser una prioridad, empezar a proveer a nuestros niños de una cultura marítima, pero ello no es así. Si nos olvidamos de los cursos de verano y del esfuerzo que realizan algunos clubes náuticos y escuelas de vela para fomentar, en la medida de sus posibilidades y las de los padres, la práctica de los deportes náuticos y el conocimiento del mar entre los niños, lo cual suele hacerse durante los meses de verano, ya que en invierno sólo practican este deporte algunos iniciados, las enseñanzas náuticas y marítimas para niños y jóvenes en nuestras islas son inexistentes.

El mundo náutico y marítimo en toda su extensión es un importante nicho de mercado; a nivel europeo hay un importante déficit de profesionales marítimos de toda índole, por tanto sería lógico que desde los poderes públicos y las entidades educativas se tratase de potenciar, al igual que se hace en otros campos, la posibilidad de dar a conocer un mundo que quizás, por lo desconocido, resulta extraño a la mayoría de los jóvenes salvo por su vertiente lúdica o como una forma de pasar un tiempo durante las vacaciones de verano.

Otros países de nuestro entorno, fomentan, desde la más tierna infancia el contacto y el descubrimiento del mar por parte de los escolares. Sólo hay una cuestión que diferencia a esos países o territorios con el nuestro y esa es la cultura marítima. En España no existe la cultura marítima, a pesar de ser el segundo país de Europa con más kilómetros de costa y uno de los que cuenta con una mayor historia marítima. Por lo que respecta a las Islas Baleares, el concepto de cultura marítima, salvo honrosas excepciones, no es que no exista, es que nadie se plantea ni siquiera su posible existencia.

En absoluto resultaría descabellado pensar en la posibilidad de que algunos colegios ofreciesen como asignatura optativa, una de introducción a la cultura marítima, al igual que se ofrece, taller de electricidad, procesos de comunicación, tecnología, taller de teatro u otras similares.

Seguro que sería una optativa que, bien diseñada, despertaría mucho interés entre nuestros niños y jóvenes, y a algunos les podría orientar hacia una salida profesional que no se plantean.


sábado, 11 de julio de 2020

El buque Vizconde de Eza, un laboratorio flotante del IEO

Foto. El buque oceanográfico Vizconde de Eza. Autor. IEO.

El Vizconde de Eza, del Instituto Español de Oceanografía, es un barco tecnológicamente muy avanzado, al que se podría clasificar como un auténtico laboratorio pesquero flotante. Fue construido para la Secretaría General del Mar, en una apuesta del extinto Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino para analizar y evaluar el estado de los mares y está especializado en la búsqueda de nuevos caladeros en aguas profundas. Por sus características, el Vizconde de Eza supera las pruebas de comparación con otros buques similares en España y en la UE.

Su sistema de posicionamiento dinámico es único en España y le permite permanecer en un mismo punto sin variar su posición, compensando las condiciones adversas de oleaje, corrientes o viento. Este buque, con propulsión diesel-eléctrica, garantiza una navegación silenciosa y la obtención de datos exentos de vibraciones y ruidos.

Este barco oceanográfico es considerado un gran laboratorio flotante que cuenta con seis laboratorios especializados (química, biología, física, acústica, húmedo e informática) equipados con una avanzada instrumentación científica. Su casco, reforzado en la proa, le permite trabajar entre hielos flotantes. Además realiza levantamientos de fondos de hasta 5.000 m de profundidad. 

Como novedad ha sido adquirido por la SGM un vehículo de operación remota submarina (ROV) diseñado para maniobrar hasta una profundidad de 600 metros, habilitado para grabar imágenes submarinas y simultáneamente adquirir datos oceanográficos.

La posibilidad de conocer las características exactas del fondo marino y elaborar cartas de pesca de los caladeros de interés para la flota española, son tareas que se han hecho posible con los medios existentes a bordo del Vizconde de Eza.

Desde abril de 2001, el barco Vizconde de Eza ha participado en 75 campañas de investigación y ha ofrecido cooperación a ocho países: Gabón, Guinea-Bissau, Angola, Argelia, Marruecos, Namibia, Mozambique y Mauritania.

En conclusión, el equipamiento tecnológico y las peculiaridades del B/O Vizconde de Eza le configuran como uno de los buques oceanográficos más sofisticados y avanzados del mundo que en España está operando en el seno de la flotilla de barcos de investigación del Instituto de Oceanografía .