La fauna abisal o fauna abisopelágica hace referencia a todos aquellos animales que habitan en las profundidades abisales de los mares y océanos donde no llega la luz. La zona abisopelágica o zona abisal es uno de los niveles en los que está dividido el océano según su profundidad, está situada por debajo de la zona batipelágica y por encima de la hadopelágica y corresponde al espacio oceánico comprendido entre los 3.000 y los 6.000 metros de profundidad.
Esta fauna está compuesta por ciertas especies de animales marinos que nadan libremente, viven y se alimentan en aguas abiertas a dichas profundidades y nunca se aproximan a la superficie, excepto en el caso de algunas pocas especies. Las profundidades abisales albergan una curiosa fauna con una apariencia monstruosa en su mayor parte. Los animales descritos por los científicos son todavía unos auténticos desconocidos en cuanto a su comportamiento y se sospecha que tan solo se ha descubierto una pequeña parte por lo que cada año se descubren nuevas especies. La mayoría de esta fauna tiene una morfología parecida a la que los antiguos describían como monstruos marinos.
Los animales que viven en la zona abisal son miembros de los mismos grupos que los que encontramos en las capas superiores. Así, hallamos pulpos, calamares, peces, moluscos, equinoides y gusanos. La diferencia es que estas formas de vida abisales han desarrollado sistemas adaptados a su entorno y no les afectan las presiones tan enormes porque desde sus origenes sus órganos internos ya se hallaban sometidos a tales presiones, es decir, estaban en contacto con el medio y se han adaptado a la enorme presión.
En la zona abisal podemos encontrar algunas especies que suelen ser la que más extrañeza causan, se trata de los peces bioluminiscentes. Generalmente, las especies que viven en las aguas abisales o en la capa de penumbra (capa superior de las aguas abisales) suelen ser bioluminiscentes, es decir, producen su propia luz, que pueden utilizar para atraer a sus presas (algunos peces tienen su órgano luminiscente dentro de la boca), para identificarse con otros ejemplares de su especie o para escapar de algún peligro. Tal luz está producida generalmente por una colonia de bacterias específicas que viven en el interior de la criatura marina.