La alarmante situación de la los
buques abanderados en España
Foto. Buque español de la Compañía Trasmediterránea.
El sector naval español está inmerso
en una de sus mayores crisis vividas en las últimas décadas. La
suma de unas políticas contrarias a todo lo que huela a mar, una
larga crisis internacional, el aumento de la competencia asiática y
las decisiones europeas sobre varias cuestiones están llevando al
sector hacia una situación crítica.
La flota mercante nacional cada vez
pierde más fuelle estando ya seriamente amenazada su existencia
fuera de la navegación de cabotaje. Las empresas, es notorio y
manifiesto, que ven más práctico, cómodo y económico enarbolar
banderas no españolas, así como emplear buques no nacionales con
tripulaciones extranjeras. El control y nivel de exigencia de nuestra
administración sobre la flota que opera en España bajo otros
pabellones es escasa, e incluso nula en algunos puertos. Empresas,
armadores y profesionales extranjeros sacan partido de esta
situación.
Balearia tiene registrados varios de
sus nuevos ferrys en países como Malta o Chipre para evadir
burocracias españolas, normativas nacionales y poder acceder a
tripulantes más baratos. Casualmente son los mismo ferrys que, en su
día, se aprovecharon del Tax Lease, del l I+D+i y de otras
ayudas y ventajas fiscales españolas para ser más baratos en su
construcción.
Trasmediterránea deja parados en los
puertos parte de sus ferrys en propiedad durante la temporada
baja, reduciendo el número de personal trabajando a bordo al mínimo
imprescindible. En su lugar emplea buques alquilados con tripulación
a compañías de otros estados de la Unión Europea.
Utilizar flota extranjera alquilada se
ha convertido en algo más económico y práctico para las compañías.
También resulta beneficioso al no estar apenas afectado por las
normas, leyes y exigencias españolas eludiendo a la tan temida
Dirección General de la Marina Mercante, y su arbitrariedad de
criterios.
Lejos quedaron aquellos tiempos en los
que era imprescindible abanderar en España para operar líneas
nacionales. Hoy en día ninguna compañía se plantea abanderar
temporalmente en España buques fletados, y los que pueda tener en
propiedad sólo cuando es imprescindible. Una situación que
contrasta con la realidad de otros estados de la UE, en los que la
situación que se vive en España es impensable.
Es muy curioso ver como por cuestiones
comerciales y de imagen cuando se alquilan buques las navieras
españolas les cambian el nombre para que "parezcan más de la
tierra". Incluso compañías de cabotaje, como Interilles
Express, aprovecharon esta situación y algunos de sus buques
están navegando bajo otros pabellones.
La náutica deportiva tampoco es ajena
a esta situación. Los aficionados a la náutica han descubierto el
maná. Cada vez más yates se dan de baja de la bandera española
para abanderarse en otros países europeos. Primero fue Bélgica y
cuando esta, por presiones, reformó su legislación exigiendo una
vinculación con el país para poder abanderar buques de recreo ahora
los nuevos abanderamientos se están decantando por Polonia. Así
eluden las absurdas normas nacionales, evitan las ITB y se olvidan de
la Dirección General de la Marina Mercante.
Las facilidades para las naves de
bandera extranjera fuera del control riguroso y farragoso de la
administración española son cada vez más evidentes y por
ello tanto profesionales como navegantes aficionados acuden a ellas.
Mientras tanto, el pabellón español
retrocede, pierde influencia y cada vez está menos prestigiado por
quienes lo enarbolan.
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