domingo, 29 de marzo de 2020


El transporte de contenedores continuará siendo la industria marítima crucial


Foto. Portacontenedores de MSC en operaciones.

A pesar de que la actual pandemia del coronavirus cambiará muchas cosas, el mundo del transporte marítimo de contenedores seguirá siendo crucial para nuestra existencia cotidiana. Sin embargo, pocas personas tienen idea de lo que sucede en alta mar porque resulta tremendamente difícil adentrarse en el interior de esta industria fascinante y desconocida.

Un viernes, dicen los refranes, que ningún marinero sensato debe hacerse a la mar porque es el día de la crucifixión y por ello, el viaje será perseguido por las desgracias. Pero hoy ya no puede ser así, el comercio marítimo no para en ningún momento ni bajo ninguna circunstancia, por eso cualquier viernes, de cualquier mes del año podemos estar en un puerto observando las maniobras de un barco gigante que zarpará en breve con destino a cualquier puerto asiático o de cualquier otro lugar, en viajes de más de 9.000 millas náuticas a través de las Columnas de Hércules, el Canal de Suez, aguas infestadas de piratas y una climatología muchas veces infernal.

Todo en un puerto de contenedores moderno es enorme, abrumador, asfixiante, lo es también cualquier portacontenedores cuando está en operaciones, pero también lo son los camiones estruendosos, las enormes cajas multicolores apiladas formando enormes torres, las grúas pórtico descomunales que se sitúan en el muelle, con una altura comparable a la de un edificio de 10 plantas. Casi no hay seres humanos en una moderna terminal de contenedores, muy distinto de la época en que el periodista inglés Henry Mayhew visitó los muelles de Londres en 1849, e hizo una de la primeras crónicas portuarias. Se encontró con carniceros cariados y en bancarrota, maestras, maestros, panaderos, taberneros, tenderos, soldados viejos, viejos marinos, refugiados, abogados, empleados, secretarios, jubilados, funcionarios y ladrones. Se han ido todos hace mucho tiempo. Las terminales hoy podrían ser descritas como la escena de la película donde los humanos están ocultos en las grúas, camiones u otras máquinas en medio de una enorme coreografía repleta de ruidos.

Evidentemente, la presencia de personas ajenas a las operaciones, tanto en los buques como a pie de muelle no está permitida, por razones de seguridad derivadas de convenios internacionales, pero ello contribuye aún más al desconocimiento de esta industria y actividad que es una de las más fundamentales para la vida y existencia diaria de las personas. Estos buques transportan de un lugar a otro del mundo contenedores que pertenecen a empresas que dan de comer, proveen de ropa, calientan los hogares y proporcionan a la sociedad moderna todos los suministros necesarios para su funcionamiento y su existencia. Resulta muy irónico que mientras los barcos han crecido en número y tamaño, su lugar en la imaginación de las personas se ha reducido.

Casi todo lo que se transporta por mar, para comprobarlo resulta aconsejable plantearse cuando se está en cualquier lugar público el número de prendas de vestir, de útiles diarios, de comida, de teléfonos móviles, de libros, de telas, de combustible, entre otra multitud de cosas, ha ido a parar a las manos de las personas que estamos viendo después de salir de un contenedor que se ha transportado en barco. Esta abstracción puede dar una ligera idea del volumen de los objetos cotidianos que son transportados por mar y por ende de la importancia del comercio marítimo.

El comercio por vía marítima se ha cuadruplicado desde 1970 y sigue creciendo. En 2018, en los 360 puertos comerciales de América transitaron bienes por valor de 1,73 billones de dólares, es decir 80 veces el valor de todo el comercio estadounidense en 1960. Hay más de 100.000 barcos en la mar que llevan todos las mercancías sólidas, líquidas o gaseosas que necesitamos para vivir en nuestros días. Solo 6.000 de ellos son buques portacontenedores, pero compensan su relativamente pequeño número con su enorme capacidad. El mayor buque portacontenedores puede llevar más de 23.000 unidades. Tiene una capacidad, por ejemplo para 746 millones de plátanos, es decir, un plátano para cada uno de los ciudadanos europeos transportado por un solo barco. Si los contenedores de la compañía danesa Maersk se alinearan uno detrás de otro formarían una fila de 11 mil millas, más de la mitad de la vuelta al mundo. Por el contrario, si se apilasen uno encima de otro, serían 1,500 millas de alto, es decir, 7.530 veces la Torre Eiffel.

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