miércoles, 4 de marzo de 2020


La alarmante situación de la los buques abanderados en España

Foto. Buque español de la Compañía Trasmediterránea.

El sector naval español está inmerso en una de sus mayores crisis vividas en las últimas décadas. La suma de unas políticas contrarias a todo lo que huela a mar, una larga crisis internacional, el aumento de la competencia asiática y las decisiones europeas sobre varias cuestiones están llevando al sector hacia una situación crítica.

La flota mercante nacional cada vez pierde más fuelle estando ya seriamente amenazada su existencia fuera de la navegación de cabotaje. Las empresas, es notorio y manifiesto, que ven más práctico, cómodo y económico enarbolar banderas no españolas, así como emplear buques no nacionales con tripulaciones extranjeras. El control y nivel de exigencia de nuestra administración sobre la flota que opera en España bajo otros pabellones es escasa, e incluso nula en algunos puertos. Empresas, armadores y profesionales extranjeros sacan partido de esta situación.

Balearia tiene registrados varios de sus nuevos ferrys en países como Malta o Chipre para evadir burocracias españolas, normativas nacionales y poder acceder a tripulantes más baratos. Casualmente son los mismo ferrys que, en su día, se aprovecharon del Tax Lease, del l I+D+i y de otras ayudas y ventajas fiscales españolas para ser más baratos en su construcción.

Trasmediterránea deja parados en los puertos parte de sus ferrys en propiedad durante la  temporada baja, reduciendo el número de personal trabajando a bordo al mínimo imprescindible. En su lugar emplea buques alquilados con tripulación a compañías de otros estados de la Unión Europea.

Utilizar flota extranjera alquilada se ha convertido en algo más económico y práctico para las compañías. También resulta beneficioso al no estar apenas afectado por las normas, leyes y exigencias españolas eludiendo a la tan temida Dirección General de la Marina Mercante, y su arbitrariedad de criterios.

Lejos quedaron aquellos tiempos en los que era imprescindible abanderar en España para operar líneas nacionales. Hoy en día ninguna compañía se plantea abanderar temporalmente en España buques fletados, y los que pueda tener en propiedad sólo cuando es imprescindible. Una situación que contrasta con la realidad de otros estados de la UE, en los que la situación que se vive en España es impensable.

Es muy curioso ver como por cuestiones comerciales y de imagen cuando se alquilan buques las navieras españolas les cambian el nombre para que "parezcan más de la tierra". Incluso compañías de cabotaje, como Interilles Express, aprovecharon esta situación y algunos de sus buques están navegando bajo otros pabellones.

La náutica deportiva tampoco es ajena a esta situación. Los aficionados a la náutica han descubierto el maná. Cada vez más yates se dan de baja de la bandera española para abanderarse en otros países europeos. Primero fue Bélgica y cuando esta, por presiones, reformó su legislación exigiendo una vinculación con el país para poder abanderar buques de recreo ahora los nuevos abanderamientos se están decantando por Polonia. Así eluden las absurdas normas nacionales, evitan las ITB y se olvidan de la Dirección General de la Marina Mercante.

Las facilidades para las naves de bandera extranjera fuera del control riguroso y farragoso de la administración española  son cada vez más evidentes y por ello tanto profesionales como navegantes aficionados acuden a ellas. 

Mientras tanto, el pabellón español retrocede, pierde influencia y cada vez está menos prestigiado por quienes lo enarbolan.

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