Las nuevas tecnologías ponen en peligro las profesiones náuticas
Foto. El crucero Costa Mediterránea atracando en el puerto de Palma.
La Unión Europea sigue en el
desarrollo de un proyecto para gobernar los barcos prescindiendo
de los marinos. Esta opción aunque pueda ser un avance tecnológico
importante sólo puede plantarse como un nuevo yacimiento de empleo
para los servicios en tierra y seguramente creará un montón de
puestos de trabajo para ingenieros, informáticos, estudiosos y
asesores varios. Podría ser algo similar a lo que sucedió en España
cuando eliminaron a los radios embarcados, pero, evidentemente,
perjudicará al personal embarcado, oficiales de puente y máquinas
básicamente.
Lo
argumentos que justifican el proyecto son dos, el primero, que gran
parte de los accidentes acaecidos en la mar están provocados por
errores humanos, por tanto si eliminamos el factor humano, en unos
años los accidentes sólo podrán ser causados por fallos técnicos,
con lo cual ya no se necesitará la figura del capitán para hacerlo
responsable y el mundo marítimo se acercará más al terrestre,
donde al no existir responsables, las culpas se distribuyen.
El
segundo argumento es el falaz y manido sobrecoste de las
tripulaciones; los nórdicos están fuera del mercado laboral de las
tripulaciones del tercer mundo, pero pueden vender su tecnología y
replantear el negocio marítimo desde el punto de vista terrestre,
fundamentando esta inversión en tecnología en el hecho de que en
estos tiempos de crisis, los barcos van más lentos (slow steaming) y
eso hace más largas las campañas haciendo menos atractiva la
profesión náutica, lo que lleva a carecer de marinos cualificados.
Parece
ser que el proyecto pretende que con un ARPA, un FLIR, una cámara
buena, el ECDIS y un técnico con un joystick en Filipinas, en la
India o China, todo está arreglado y se puede prescindir del factor
humano.
Por
otra parte también se introducen novedades en los puertos el tema
del amarre automatizado ya es una realidad y en nuestros días no es
más que una cuestión de dinero.
En
Port Hedland (Australia), para barcos de 300 metros de eslora, usan
desde 1999 en uno de los atraques unas ventosas (MoorMaster) que han
eliminado a los amarradores y los cabos, aunque siguen haciendo falta
los tripulantes para arriar la escala y que pueda subir o desembarcar
el práctico.
Se
atraca en 20 segundos y se larga en el mismo tiempo, una vez en el
sitio es cuestión de ir paralelo (dos remolcadores empujan, dos
retienen ) al muelle hasta alcanzar las ventosas o apoyar la banda en
las defensas, luego ellas corrigen calados y mareas, solo hay que
preocuparse de largar el remolque.
La
mayor parte del tráfico de Hedland es de línea regular de
exportación a China o Japón, con que exista lo mismo al otro lado
se pueden “ahorrar” unos cuantos marineros, aunque no es esa la
idea de los australianos, en el caso de sus puertos, viene provocada
por tener unos sindicatos fuertes, (como los nuestros de la estiba),
y para eliminar mano de obra y dependencia optaron por este camino.
En China no sucede lo mismo.
Posiblemente,
en un futuro, para los remolcadores también se pueda instalar un
sistema de ventosas, aunque los movimientos en mar abierto tienen
poco que ver con un puerto resguardado como Hedland.
Sin
embargo, el sistema no solo se extiende por las antípodas, en
puertos de transbordadores como Dover, la excusa es la velocidad de
operación y en otras megaterminales se opta por el sistema
abiertamente para reducir el coste y las exigencias de los
amarradores.